El malévolo videojuego del jueves.

Ya que he inaugurado la sección de "el malvado libro del miércoles" con un toque de nostalgia y recuerdos personales. Hoy que me siento embalado y he alcanzado mucho ímpetu, voy a estrenar el espacio de: "El malévolo videojuego del jueves" con algo igualmente retro.
Y recordad, esbirros del mal, que la constancia del Dr. Maldades en sus secciones puede ser de puntualidad alemana o caribeña según le salga de las glándulas suprarrenales. Así pues voy a empezar a compartir con vosotros mi sabiduria adquirida tras innumerables horas delante de la consola con:

The lost vikings fue una maravilla que descubrí para mi super nintendo cuando una amiga del colegio me lo prestó porque no podía pasar de una pantalla y estaba desesperada. Mi amiga y yo compartíamos gusto por los videojuegos de puzzles, aventuras gráficas y además nos gustábamos mutuamente (ese término que empezaba a pulular en el cole entre chicos y chicas sin que nadie aún tuviera muy claro qué significaba).
Así que me tomé como algo personal el pasarme el lost vikings lo antes posible. Mis padrs solo me dejaban jugar a la consola los fines de semana así que no tenía tiempo que perder...



El argumento nos pone en la piel de tres simpáticos vikingos que, una noche, tras regresar de traer la caza a sus esposas, son abducidos por una nave espacial perteneciente al "marvado" Tomator.
Tomator posee un zoo de criaturas de diferentes planetas y todo el mundo sabe el juego que dan tres vikingos para los turistas.
Al final, como no puede ser de otra manera, nuestros amigos se fugan, destrozando todo a su paso y, en su divertida ignorancia, se pierden en un agujero temporal, teniendo que superar diferentes fases en forma de épocas: la prehistoria, el antiguo egipto, el mundo de las piruletas y las golosinas (¿?), la época actual y por último de nuevo la nave de Tomator. Para así volver a sus casas.



Como se puede observar, la historia en si del juego era absurda y divertida, como también lo eran los chistosos comentarios de los vikingos con un sentido del humor muy anacrónico. Conscientes en todo momento de estar siendo manejados en un videojuego e instándole al jugador, de cuando en cuando, en que se esmeré más para pasarse las pantallas o a que nos les mate tantas veces. ¡En perfecto español! algo no muy habitual para un juego de super.



La mecánica es sencilla pero muy elaborada por los desafíos que presentaba cada nivel.
Nosotros alternamos el control de los tres vikingos con sus características personales: uno corre y salta, otro ataca con espada y arco (pudiendo accionar interruptores a distancia con este último) y el último, el gordo de Olaf, tiene un escudo con el que puede proteger, servir de escalón o planear y no matarse en caídas muy altas.
Los tres vikingos tenían que sobrevivir al nivel si no querías tener que repetirlo tras ver como los supervivientes (en caso de haberlos) se despiden del fiambre con un funeral, como no, vikingo.



Tras tres fines de semana de dedicación constante. Conseguí pasarme el juego, no sin pena por los buenos ratos que me hizo pasar. Después pude fardar en casa de mi amiga ayudándola a que ella se lo acabara, pasando incluso mejores ratos, lo cual había sido el objetivo original.
Así pues por varias y muy diversas razones, guardo en muy alta estima este grandísimo juego y creo que es muy buena opción con la que empezar este sección ¿semanal? del blog.

Namaste.

Dr. Maldades

1 comentario:

juanpa dijo...

El juego es excelente, espero jugarlo otra vez, probaré con snes para mac